La era de la violencia (II)

Si, otra vez, nuevamente vuelvo a escribir sobre el clima de violencia en el que está sumergida nuestra querida Argentina. Santiago Maldonado sigue sin aparecer, la justicia actúa a paso de tortuga, y la defensa de la ciudadanía hacia la Gendarmería da asco. Mientras tanto, en los benditos medios de comunicación, se reitera la idea de «la violencia» pero lo hacen acusando a los mapuches, que cortan calles con una gomera, o que, a lo sumo, tiran una piedra a algún que otro policía armado. Cuando uno hace zapping y navega por los medios dominantes encuentra un clima en donde se busca instalar la violencia política en nuestro país. La grieta puede ser mucho más que dos polos ideológicos, ahora buscan un enemigo, como lo hacen siempre. La primera fue Cristina, hace rato ya, pasan años y la siguen demonizando, este año tuvimos, primero el conflicto docente y luego el blanco fueron «las mafias laborales». Ahora les toca a los mapuches, y, ya que estamos, la metemos a Cristina, al Peronismo y a algún que otro que fue participe de estas operaciones mediáticas. Ojo, que esto no es cuestión de contarlo y nada más, lo que está pasando es grave. El verso de unir a los argentinos se terminó, ahora directamente utilizan el término «guerra» y se la atribuyen a los Mapuches, o para hacerlo más bélico, al RAM. La cadena nacional del odio tira una idea, se reproduce, se explica y luego se acusa. Así, de a poco, fueron construyendo este relato siniestro y maligno de «La guerrilla mapuche», o directamente, del «terrorismo Mapuche». La ensalada de conceptos y calificaciones, atribuidas a esta comunidad que viene luchando hace más de cien años por la recuperación de sus tierras, estuvo sujeta a duras y trágicas comparaciones como las del clima de violencia política que se vivió en la Argentina en los 70´. Y acá está el peligro, el miedo que quieren instalar en la sociedad para así controlar y neutralizar la manifestación popular, para luego imponer a la perfección su plan de ajuste y de profundización de la desigualdad. Peligro porque quienes preparan este relato son los que dicen estar buscando a Santiago, y son quienes dieron la orden de reprimir en Chubut. ¿Por qué no se me puede ocurrir que la ministra Bullrich, ex montonera, se remite a relativizar el genocidio de la Dictadura y reivindica el rol de las Fuerzas Armadas cuando dice que «ni los ángeles eran tan ángeles, ni los demonios tan demonios». Ya escuchamos esto, volver a discutirlo significa un retroceso gigantesco sobre todo con los avances ejemplares que la Argentina tuvo en materia de Derechos Humanos, y los que intentan ponerlo sobre la mesa son funcionarios públicos.

Poner el ojo en la víctima

Con la desaparición de Santiago surgieron muchas hipótesis, algunas desmentidas rápidamente y otras que fueron el sostén de Bullrich, Peña y Macri, como la del puestero herido, pero que también terminaron diluyéndose y ahora apuntan hacia un «gendarme suelto que se le fue la mano». Primero no hablaron del tema, pero, cuando este se hizo ineludible, pusieron el foco en Santiago Maldonado, en la víctima. ¿Que hacía cortando una ruta? ¿Por qué practicaba karate? ¿Por qué se tapaba la cara? Entonces, ¿me parece a mi o estos son eufemismos del «no te metas en política» o del «algo habrán hecho?. No hay nada más repugnante, malicioso y peligroso también, que poner el ojo y el quid de la cuestión en quien es la víctima, y encima, cuando esta víctima está desaparecida por el Estado Nacional. La justificación de la represión es lo peor que se puede hacer, ir a buscar el motivo de una desaparición forzada en un corte de ruta, o en unos piedrazos me parece de los más bajo y repulsivo de la ideología de gran parte de la sociedad. ¿Por que lo hacen? Porque saben que a la gente le gusta, no es errado pensar que dentro del electorado macrista encontramos férreos defensores de la violencia institucional. Son los mismos que anhelan «vivir en un país en paz, defendiendo la República y la libertad de expresión», siempre y cuando no haya tipos con caras tapadas y palos cortando la ruta, porque ellos, sin análisis ni estudios, sentencian que estos son mal vistos por el total de la sociedad, cuando en realidad esa es la imagen que venden los medios de comunicación. Ni una cosa ni la otra. Hay un nutrido grupo que no tolera este tipo de manifestaciones, pero también están quienes entienden y saben de que se trata estar pasándola mal y vivir con la impotencia de ser marginados sociales.

Violencia emocional

Mencionábamos antes a los «defensores de la paz y de la República», bien, estos no son precisamente el ejemplo más elocuente de que conocemos como paz. ¿Por qué? Por dos motivos. Primero porque inmediatamente los vemos y escuchamos en las movilizaciones oficialistas pidiendo a gritos e insultos por la prisión de políticos opositores, y luego también los observamos en Comodoro Py embanderados en consignas «democráticas» mientras acusan de asesina a CFK. El otro motivo es, claramente, el más importante. ¿De que paz me hablan cuando defienden y justifican el accionar de un Gobierno absolutamente excluyente y dañino para con los sectores populares y mayoritarios? ¿Eso no es violencia a caso? Sería ridículo pensar que no genere furia y tensión sufrir en carne propia las política más severas y feroces de este Gobierno. Decime si no es violento que te saquen las pensiones por discapacidad, o que te vengan tarifas monstruosas imposibles de pagar, o tener que salir a buscar trabajo luego de muchos años. Y, volviendo a lo que nos compete, explicame como pueden no violentarse los familiares de Santiago Maldonado que hace más de 40 días que sufren la incertidumbre (que palabra tan horrible y con tanta historia) de no saber que hicieron con él, ni a donde se lo llevaron. Y, lo que es peor aún, la perversidad y el cinismo de los funcionarios intentando desviar el tema y encubriendo permanente a la Gendarmería Nacional.

En fin, dejen de acusarnos de violentos, dejen de atacar al pueblo Mapuche, dejen de inventar una GUERRA, dejen de querer volver a las peores épocas, no cuestionen más el rol del Estado en la Dictadura, no operen para que haya sangre, no nos mientan más con el «cerrar la grieta», no la jueguen más de neutrales mientras hablan de «terrorismo mapuche, basta de acusar a la oposición de hacer un uso político de este hecho cuando el reclamo es generalizado. Dejen de mirar para otro lado, y busquen a Santiago, hay una familia detrás, hay un pueblo pidiendo su aparición

Santiago

Alejo Spinosa

@AleLVP

El horror de la incertidumbre

Cuando hablamos de incertidumbre en la coyuntura política de la Argentina, no estamos hablando precisamente de lo que puede venir «después de». Porque, en cuanto a reformas profundas, sabemos que el Gobierno apunta hacia una flexibilización laboral que intenta disfrazar con el nombre de «reforma» o de «aumentar la productividad», versos que ya escuchamos centenares de veces en los últimos años de la política argentina, y será cuestión de que la oposición en su conjunto frene esto primero en las urnas (acá si que no hablamos de oposición conjunta) y luego en el Congreso.

Ahora bien, y retomando el título de la nota, hablamos de «incertidumbre» por un hecho claro que se mezcla con un contexto absolutamente desfavorable y represivo para los organismos de Derechos Humanos y es, sin más presentaciones, la desaparición forzada de Santiago Maldonado. La no certeza de la familia y de la sociedad que reivindica las luchas por los DDHH es realmente preocupante. Ya sabíamos del desinterés y la relativización que intentaba imponer el Gobierno de Macri en relación a estas cuestiones, en las que Argentina se ha destacado y mucho en la última década. Pero ni nos imaginábamos que tendríamos que revivir las épocas mas oscuras y siniestras de nuestra historia. El grito de «aparición con vida» que se escuchó en la Plaza de Mayo nos lleva cuarenta años atrás, con un Gobierno que intenta imponer la idea de «lo nuevo», «la modernidad» y que el resto «atrasa». Ojo, a no confundirse, el Gobierno de Cambiemos no es una Dictadura, a Macri lo votó la mitad de la población. Distinto es que las prácticas que se ejecutan desde el Estado sean las mismas que se impusieron años atrás, desde lo económico y en este caso, desde la represión y la desaparición. De lo que no quedan dudas es de que a Santiago lo desapareció la Gendarmería Nacional, a la que la ministra de seguridad Patricia Bullrich defiende a capa y espada negando esta última acusación, incluso cuando todos los testigos de la causa coinciden en que la última imagen que se vio de Santiago fue la de él subido a una camioneta de las fuerzas de la Gendarmería Nacional.

Es paupérrimo y aberrante el papel del Gobierno y los medios oficialistas que intentan constantemente construir un enemigo y polarizar el escenario para defender su postura. En este caso fue con los mapuches, que vienen llevando a cabo un reclamo totalmente legítimo hace más de cien años y al que por haber adherido, Santiago fue desaparecido. Sabemos de que lado está Macri, sabemos que cuando hay un reclamo de los trabajadores ellos están del lado de la Patronal, sabemos que cuando hablamos de delitos de lesa humanidad ellos están del lado de los represores, que cuando nos referimos al fútbol ellos juegan para las empresas privadas, y ahora sabemos, también, que en los reclamos territoriales históricos de los Mapuches, ellos están del lado de Benetton, Lewis y otros tantos. Lo sabíamos ya, conocíamos la relación Lewis-Macri, ahora esto paso a la acción. ¿Entendemos todos la gravedad del asunto? ¿Entendemos que Santiago fue a solidarizarse con el reclamo? ¿Entendemos que el Estado Nacional vuelve a desaparecer personas como hace 41 años? Esta es la incertidumbre de la que hablamos. El juego de ellos siempre fue el mismo, instalar realidades, mentir básicamente. La «guerrilla mapuche», la aparición de Santiago en Entre Ríos, el supuesto cuerpo tirado en el río, son algunas de las falacias impunes que han descargado y vendido todos los actores que mencionábamos antes para evadir el tema y correr el foco. De esta manera invisibilizan el reclamo, se dedican a defenestrar a los Mapuches para que nos olvidemos de Santiago. Ni una cosa ni la otra. Los Mapuches luchan por lo que les pertenece y Santiago tiene que aparecer.

Y por último, quiero dejarles un mensaje a los ignorantes que retrucan con Julio Lopez (algunos se animan hasta con Nisman). ¿Donde estuvieron hace 13 años cuando él desapareció? ¿Estuvieron en la plaza repudiando el 2×1 para con, entre otros, Etchecolatz? ¿Los vi alguna vez en una marcha del 24 de marzo? ¿Alguna vez se les cayó un comentario, una mención al menos, con respecto al genocidio de hace 41 años?. No, claramente no. Entonces ahora, no vengan con la ética a hacerse los preocupados por el tema con el solo objetivo de ocultar y eludir otro. Y otra cosa, las situaciones son bien distintas. A Julio Lopez lo desaparecieron quienes estaban con Etchecolatz, el grupo nefasto de policías que en ese entonces había permanecido de la época más oscura, a los que el Gobierno de Nestor Kirchner repudiaba y en un contexto en donde la Justicia había sido inapelable estableciendo prisión perpetua para el genocida. En otras palabras. Julio Lopez perseguía los mismos objetivos que el Gobierno Nacional y su desaparición sirvió como amedrentamiento al resto de los testigos. A Santiago Maldonado lo desapareció el mismo Gobierno al que él le reclamaba (y no es de ahora la el reclamo de la comunidad Mapuche), y la Gendarmería del Estado Nacional. Es decir, de un lado tenemos una persona victima del Terrorismo de Estado que el Gobierno repudia y con el cual toma medidas, y del otro una persona que por acompañar una lucha es desaparecido. ¿Otra diferencia? Las intervenciones presidenciales. Fue inmediata la reacción directa de Nestor Kirchner hace treces años y la búsqueda del Gobierno, hoy, Macri, ni aparece.

Sin más, lo único que nos queda por decir es APARICIÓN CON VIDA DE SANTIAGO MALDONADO

Alejo Spinosa

@AleLVP

Bochorno técnico

Decir que lo que pasó ayer no tiene precedentes ya queda viejo, es obvio. Jamás vimos en la historia reciente de nuestra democracia una muestra tan clara del miedo a perder, y del saberse derrotado. Ya desde que el Gobierno salió al escenario pasadas las diez de la noche, cuando todos nos sorprendimos por el no anuncio de una victoria que en ese momento parecía clara, el panorama pintaba incierto. Con un escrutinio ultra-lento que solo se modificaba en diputados, llegaron los primeros anuncios de que Cristina no saldría hablar hasta que no haya una tendencia irreversible, imposible tenerla con ese 2% de escrutinio. La irreversibilidad nunca se dio, hoy, lunes, tenemos una paridad asombrosa, la incertidumbre se apodera de la realidad política Argentina y la grieta se agiganta cada vez más. Cambiemos manejó como nunca la selva mediática y se llevó todas las luces en el horario pico de rating, cuando las urnas todavía marcaban un 37-30 para el pobre candidato eclipsado por la figura de Vidal, Esteban Bullrich. Hasta allí todos estábamos decepcionados, viendo como, otra vez, la derecha mas repugnante de los últimos tiempos ratificaba su poder. Todos nos sentíamos derrotados, todos menos Cristina y los suyos, prevenidos de que esto ocurriría. El resto es historia conocida, la madrugada se hizo eterna y, mientras nos encontrábamos pegados a la tele festejando como un gol cada aumento mínimo de porcentaje de Unidad Ciudadana, la empresa que el Gobierno contrató (a escondida) cargaba los datos con una parsimonia irrisoria, pocas veces vista en la historia de las elecciones mundiales me animaría a decir. Poco antes de las 4 de la madrugada, Cristina salió a dar su discurso. Y, vale aclarar, fue la única candidata que se mostró en público cuando los resultados realmente mostraran la realidad, un empate técnico  con un conteo incompleto. Massa, quien cargó con una pésima elección felicitó al Gobierno, en Cambiemos se mostraron felices pero no dieron números, la capital fue motivo de festejo. Así las cosas, falta una parte mínima en los números, pero gigantesca en lo simbólico. Bochorno del Gobierno, falta de ética, falta de Democracia. El discurso oficial hoy se remite al «empate técnico», sabiéndose derrotados ya que los distritos que detuvieron su carga son casi todos favorables a la ex-Presidenta, esto no quita que haya sido una elección altamente dividida en dos y muy reñida. Sin embargo la manera en la que actuó el Gobierno es paupérrima, y, por más que lo quieran justificar con elecciones pasadas en donde el resultado se conocía casi a la misma hora, hay que aclarar que en estos casos la tendencia era irreversible y la carga de datos se daba de manera equitativa, no subiendo últimos los datos de la fuerza con más votos. Ahora sí, pasemos a analizar algunos resultados que se dieron ayer.

Capital Federal: Sin lugar a dudas, la derecha en la capital se mueve como pez en el agua. Carrió hizo una elección monstruosa y las dudas acerca de lo que llegó a hacer Lousteau en 2015 quedaron disipadas, tanto es así que el ex-ministro fue uno de los grandes derrotados de la jornada, cosechando un magro 13% que lo ubicó tercero. Filmus volvió a jugar en la city y sacó un aceptable 19% que se traslada a casi 22% si se suman los votos de Moreno e Itaí Hagman. En Capital no quedan dudas, y ahora encima, a Cambiemos, le aparece una nueva contrincante interna a la que muchos no quieren ni ver, porque saben que Carrió es capaz de cualquier cosa.

Córdoba: De la mano del ex árbitro Hector Baldassi, Cambiemos ratifica su poder en Córdoba y dejó en segundo lugar a un amargado Luis Schiaretti, quien se mostraba confiado en pelear un primer lugar al Gobierno, y fue noticia pero por la derrota del «Delasotismo» al que él representa y que esta vez llevó a Llaryora, su vicegobernador, como candidato. El Kirchnerismo, por su parte, presentó a Garro como alternativa, este cosechó un escaso 9% que buscará mejorar en octubre. En Córdoba no hay novedades, la provincia que le dio el triunfo a Macri en 2015 le sigue mostrando su apoyo, pese a las peleas con el Gobernador y a la mala situación económica.

Massa: Lo del Tigrense en la Provincia de Buenos Aires fue, por lo menos, sorpresivo. Su discurso «despolarizante» no tuvo peso y terminó maldiciendo la candidatura de Florencio Randazzo, que le comió varios votos (rápidamente podemos observar que, aproximadamente, la suma de ambos alcanza el 21% de Massa en 2015) y lo dejó con un pobrísimo 14%, muy lejos de pelear algún lugar en el senado. El «ni-ni» del ex jefe de gabinete terminó condenandolo y lo dejó eclipsado por la pelea entre Cambiemos y Unidad Ciudadana. Su alianza con Stolbizer no dio resultados y los votos peronistas se los llevó el Frente Cumplir. ¿Podrá en octubre sumar algunos porotos? Yo creo que no, de hecho veo más factible que el actual líder del Frente Renovador pierda todavía más votos a mano de alguno de los gigantes de arriba. Así las cosas, Massa pierde peso, la polarización se lo llevó puesto y la «ancha avenida del medio» fue más una expresión de deseo que una realidad.

La seguridad con la que ratificó el triunfo de Cambiemos en Provincia fue también motivo de críticas, dejándose llevar por sus mesas testigo, el candidato e 1País felicitó al Gobierno cuando solo se había escrutado el 20%.

Santa Fe: Parecido a la Provincia de Buenos Aires pero con resultados ya definitivos. Excepcional lo del «Chivo Rossi» que se puso al hombro una campaña difícil, y tuvo que lidiar con el lento recuento de los votos, que en un principio lo ubicaban segundo pero que, luego de la denuncia de la retención de los sufragios, lo llevó a estar arriba con el 27,88% frente al  27,12% que se llevó Cantard, del oficialismo. Vale aclarar, que el ex-ministro tuvo su interna que ganó frente a la ex- jueza en lo Penal de Rosario Alejandra Rodenas y al ex diputado provincial Pablo Di Bert.

Randazzo y Lousteau: Los dos grandes derrotados. El de Chivilcoy intentó la hazaña que sabía no iba a conseguir, se quedó atrás con casi el 6% y sus intendentes perdieron groso. El intento de renovación Peronista se mostró trunco frente al efecto polarizador que se comió también a Massa.
Por su parte, Lousteau, nunca se decidió si ser oficialista u opositor y la gente lo sacó de la cancha, el escaso porcentaje lo puso en un lugar muy inferior al del 2015 y con pocas chances tanto de crecimiento hacia octubre como de llegar a gobernar la ciudad en 2019.

Unidad Ciudadana dio el batacazo en Santa Fe, así como también lo dio Cambiemos en San Luis (primera elección que pierde el dúo Rodriguez Saa tras más de 32 años) y en La Pampa, donde ganó claramente al peronismo de Verna.

Por supuesto que estas recién son las PASO y de aquí a octubre pueden haber muchas modificaciones. Esta es la encuesta más real. Buenos Aires peleada, con una leve ventaja para CFK y con los resultados definitorios recién en quince días. Cambiemos ganando en 10 provincias más. Buena elección del Gobierno, pero tampoco hay que magnificarla tanto como se pretende desde los medios. El poder lo tienen y lo ratifican, pero no son invencibles.

Alejo Spinosa

@AleLVP

Provincia de Buenos Aires (provisorio).

PBA

Total país. Amarillo: Cambiemos, Verde: PJ, Azul; Kirchnerismo

pais

El nuevo armado electoral del Kirchnerismo

El desarrollo de la campaña en estas elecciones primarias muestra a las distintas fuerzas políticas en un tono «políticamente correcto» o con las viejas propuestas reiteradas nuevamente, como es el caso de la izquierda. Este tono light, que parece tener la campaña previo a una elección que ha tomado importancia innegable con la presencia de Cristina, no es más que una nueva manera de hacer política que le viene dando resultado antes al PRO, y ahora a Cambiemos desde hace varios años. El contacto cara a cara con la gente es algo a lo que todos los políticos se remiten, pero en el caso del Kirchnerismo esto se veía con más recelo y se prefería apostar a los mega-actos en donde la líder se paraba en un escenario con miles y miles de personas escuchándola analizar largamente la coyuntura nacional e internacional, repartiendo críticas hacia los medios, la justicia, la entonces oposición y el sector financiero. Bueno, el Kirchnerismo sabe que esos votos ya los tiene, el famoso «núcleo duro». Ahora toca la parte más difícil, el reconquistar a esa gente que formó parte del 54% de 2011, que ahora está desilusionada con el Gobierno pero que todavía contiene en su cabeza esa especie de advertencia terrorífica del «no volver al pasado». Para esto Cristina se ha visto obligada a formar un nuevo espacio que, ya desde el nombre de la fuerza de nota, va a en dirección a esta política «siglo XXI» con la que nos toca convivir y que busca quitarle protagonismo al conductor, para llevarlo a un terreno en donde debe «escuchar los problemas de la gente». Y, por más que nos resistamos a decirlo, tiene una base conceptual característica del modus operandi de Cambiemos. Salvando las diferencias en el contenido, los problemas reales y la participación de las personas con inconvenientes que realmente existen.
Si dividimos la opinión acerca de cómo encarar la campaña electoral por edades, podemos agrupar a las personas de entre 40 y 60 años, conocedores firmes de las campañas y discursos políticos históricos, en un sector que ve esta campaña como «débil» o con falta de fuerza, y hasta algunos se animan a hablar de poco contenido político. La otra franja, que reúne a los jóvenes de entre 16-18 años y llega hasta los votantes de entre 30 y 40 años podría verse más acostumbrada a esta nueva era en la política.

En lo político, al Kirchnerismo se le han reprochado los sectarismos y las pocas chances que dio a la apertura, sobre todo hacia los sectores Peronistas representados por los movimientos sociales (llámese Movimiento Evita, Barrios de pie, etc). Frente a esto, la ex presidenta ha incluido en su fórmula al principal crítico de la actuación del Evita en estas elecciones, Jorge Taiana. Desde este espacio creemos que lo mejor hubiera sido brindarle las PASO a Randazzo, que por más loco y suicidia que pueda parecer, tiene el mismo derecho que cualquiera a participar de una primaria. Pero eso ya es cosa del pasado, y creo que Cristina está mostrando otra faceta en su manera de llevar adelante la campaña, ya desde el vamos ha desistido de lo que popularmente se intenta instalar como «la vieja política» e incluyó en su lista una combinación de gente con cualidades técnicas y otra con fuerte recorrido político, intentando así representar los sectores más golpeados por el Gobierno actual. Y es importante también, marcar el rumbo que Cristina y los suyos buscarán darle a la campaña, que es de hablar de la microeconomía, retomando lo que decíamos antes, los problemas de «la gente de a pie» y para ello ha decidido dejar de lado a los partidos políticos que históricamente la acompañaron, sumando a sus apariciones banderas nada más que argentinas

Contenido político no falta, más si hablamos de una fuerza que buscará visibilizar y hacer oír aquellos problemas que incluyen a las clases más vapuleadas por el programa económico de un Gobierno especialista en ganar elecciones y en dominar la opinión pública pero que flaquea ferozmente a la hora de gestionar y distribuir el ingreso equitativamente. Pero, retomando el análisis sobre el grado de contenido político que busca darle Cristina a la campaña, es necesario aclarar que este se suele confundir con la no integración en las listas de personajes públicos conocidos, líderes asentados de partidos políticos que con su militancia han acompañado al Kirchnerismo en la pasada década. Y justamente este ha sido el objetivo que mencionábamos antes. Incluir gente nueva, con poco ataque mediático-judicial.
La pregunta que nos hacemos todos previo a estas PASO, pero sobre todo a octubre (en donde se definirá en serio esta elección) es: ¿le alcanzará para Cristina ganar la elección con su núcleo duro y algo más que recolecte de los desilusionados con Macri que deciden su voto a último momento?

Alejo Spinosa

@AleLVP

El peligro de volver al desinterés constante

Hace un año, escribíamos en este mismo medio, sobre la «apolítica» y el poco interés de la «gente de a pie» por la política, el ya conocido «son todos lo mismo», «son todos chorros», que se instaló con fervor en los 90, hoy parece haber cambiado apenas un poco, tras doce años en donde la política estuvo presente teniendo al Estado como actor protagónico. Sin embargo, es muy bajo el porcentaje de ciudadanos que apunta a saber más de lo que le dicen los medios sobre la política, y se acuerdan de ella solo cuando hay que ir a votar. Obviamente que tenemos el grupo de los que si le damos importancia y creemos que es la única herramienta que puede transformar realmente a una sociedad, introduciendo cambios profundos y a largo plazo, en la otra vereda (si, al otro lado de la grieta) están los que muestran interés en la política pero que hacen de ellas un mar de denuncias y causas judiciales que solo pueden tener como referentes a personas como Carrió o Stolbizer. Estos últimos, suelen leer e informarse poco y recurrir sistemáticamente al medio con más alcance pero también con más mentiras, estamos hablando nada más y nada menos que del Grupo Clarín. ¿Que otras voces existen que refuten a Clarín? ¿De donde viene el encono de este grupo con ciertos sectores políticos? ¿Siempre se llevaron mal? ¿Tanto tiempo hay que darle al Gobierno? Estas y otras preguntas, básicas, son las que no les interesa hacerse para discutir y debatir realmente cual es el rol de los medios de comunicación hoy en día. Y, sabido es, que si una historia es falsa o no tiene ni un poco de contenido defendible, los «periodistas» de este medio se encargarán de repetirla hasta el hartazgo, haciendo que esta historia se convierta en verídica o que aquél que no está constantemente tratando de entender como funciona el sistema político argentino se la crea y piense que «porque lo dice Lanata» es cierto. Clarín defiende la «apolitica», a la vez que instala todo el tiempo la política de denuncias, la política judicial. Ya hemos hablado sobre como esto repercute en los actos electorales y, sobre todo, en la opinión de los sectores populares. Aunque esto último es casi intapable cuando sufren las medidas económicas que cada día toma el Gobierno, llega un momento que no hay cortina de humo que valga. Porque la gente no es tonta, sabe que hace dos años tenía para comprarle la leche a los pibes y hoy no.

El interés por la política en épocas de crisis

Todas las crisis de un país, sean del rubro que sean, tienen un contenido político y de eso no hay dudas. Y cuando hablamos de una crisis económica no hay otro responsable que el Gobierno y la manera que este tiene de administrar el Estado. Si en los 90 se llegó al «son todo lo mismo» ni hace falta preguntarse como recibió la Argentina la debacle del 2001 en términos de inclinación político-partidaria. Una sociedad cansada de que no haya un solo sector de la dirigencia que le pueda resolver los problemas que cada vez venían siendo más graves, se manifestó en las legislativas del 2001 y el resultado fue contundente. Más del 25% de los votantes en la Provincia se inclinaron por el voto en blanco o nulo, mientras que el 23% lo hizo en la Ciudad. Y, si nos dirigimos a la siguiente elección presidencial (luego de la cómica semana de los cinco Presidentes) observamos que ningún candidato pudo alcanzar el bajo techo del 25% de los votos. ¿Vamos camino a eso? ¿Vamos camino a la «costumbre y desazón total»? Quiero creer que no, y tengo motivos para ratificar mi posición. Desde el 2001 hasta aquí, hemos pasado por un cambio radical no solo en los manejos del Estado, sino también en la «seguridad institucional». Cuando Nestor Kirchner llegó al poder la pregunta era «¿Cuanto dura?», luego terminó siendo «¿Con cuanto ganaría una reelección?». Y así pasaron los Gobiernos Kirchneristas, casi con la seguridad de saber que ninguno iba a irse antes de tiempo. Más allá del intento destituyente en 2008 hacia CFK, luego en 2014 con el pago o no de los fondos buitres. El fogonear, desde los grupos poderosos, la idea de que Cristina no iba a terminar su mandato y la fortaleza con que ella se defendió marcaron un rumbo que hace que hoy, nuevamente con la ex Presidenta como protagonista, me sea difícil imaginar que se vuelva a aquellos porcentajes tan altos de votos en blanco. Sin subestimar a ningún otro candidato opositor, pero creo que hoy no existe otro dirigente que garantice esta seguridad y ese convencimiento que trae Cristina, el de saber que un triunfo de su fuerza puede realmente cambiar, parcialmente, el rumbo del país. Y, a las pruebas me remito, no existe día en el que no haya intentos de los sectores judiciales y mediáticos por tratar de que esa líder popular que hoy tiene toda esa gente atrás (que, obviamente no alcanzan ni por asomo para ganar una elección) vaya presa.

En este mes previo a las PASO, la Argentina será un ir y venir de causas judiciales y denuncias. Mientras, intentando de que no te enteres, el Gobierno apunta hacia una reforma laboral post-elecciones, el ARSAT te lo venden a Estados Unidos, el dolar no para de subir, el desempleo se hace cada vez más notorio y a los jubilados le sacan todo. Votá a quien quieras, pero pensá seriamente en lo que ganaste y perdiste con este Gobierno. Apagá un segundo la tele y tratá de entender que no da lo mismo, que no son todos iguales, que la apolítica conduce al desastre, que con ellas se benefician los mismos de siempre y que si no hay un Gobierno que se encargue de tener un Estado para todos difícilmente tengamos una Argentina justa e igualitaria.

Alejo Spinosa

@AleLVP

Con choripanes y bilardismo

Será cuestión de revisar los archivos o de hacer memoria sobre algo que difícilmente tenga un antecedente como el que se vivió en la jornada de ayer. Argentina probablemente sea uno de los pocos países donde el cierre de alianzas y candidaturas para una elección legislativa tenga la importancia, exagerada tal vez, que se le dio desde los medios de comunicación. Las causas de que se produzca tanta incertidumbre, tensión y expectativa frente a una fecha más (importante, si) de un proceso electoral que culmina recién en octubre son dos. Una, es la política económica excluyente de Mauricio Macri, el impacto que esta genera en los sectores más humildes, y en la clase media, y el desarrollo diario de un Gobierno que llegó augurando etapas de cambio para mejor, y qué lejos está de poder asegurar sus promesas en los datos duros de la realidad. La otra consecuencia es Cristina Fernández de Kirchner, nada más y nada menos. Cuesta encontrar otra palabra que no sea «contradicción» cuando nos referimos a la postura que toman los medios hegemónicos de comunicación al afirmar que el Kirchnerismo es un cadáver político, pero que luego en sus columnas de opinión le dedican a CFK no menos de tres notas de opinión, o, las tapas de todos los días.

Históricamente, las elecciones legislativas funcionan como un plebiscito del Gobierno Nacional, aunque no sea esta la función orgánica que cumplen, está claro que todos los Gobiernos la toman como una evaluación de su gestión parcial. Luego de la crisis del 2001, solo Néstor Kirchner, con Cristina en la boleta, ha podido triunfar en los comicios de medio termino. Este año cuesta encontrar una certeza a cerca del resultado electoral de agosto en un principio, y luego de octubre. Sin duda que la división del Peronismo, y la aparición de Randazzo, parecería favorecer a Cambiemos, aunque todavía no queda claro a quien perjudica, siendo Cristina, representando a la Unidad Ciudadana, la que cuenta con el mayor caudal de votos sólido e inamovible pero que no le garantizan el triunfo (el famoso núcleo duro) y Massa, con el sello de 1País, siendo el pescador de los votos «ni», fiel a su estilo político pero que le puede dar mucho rédito político y hasta podría ser poco sorpresivo que su fuerza alcance el segundo lugar.

Cambiemos no ha podido encontrar un candidato fuerte en la Provincia de Buenos Aires (a diferencia de la Ciudad, donde siempre triunfa y reafirma su favoritismo con Carrió presente), y la designación de Esteban Bullrich puede ser vista como una provocación hacia el colectivo docente que esté año todavía no resolvió su situación salarial luego de una serie de ofertas totalmente irrisorias y, lo que es peor, la no convocatoria a la paritaria nacional de la que es responsable el actual ministro de educación. Macri y Vidal apostaron al poder de la marca «Cambiemos» y a nuclear a esa gente que, pese a estar sufriendo las medidas gubernamentales, sigue cegada por el encubrimiento de Clarín y es capaz de confirmar su apoyo con tal de «evitar volver al pasado». De todas maneras, parece difícil que el oficialismo no pierda votos, porque, pese a cualquier tipo de blindaje existente, la realidad no sé puede tapar y hay un gran sector de la sociedad que está descontenta con el Gobierno, pero que no ve tampoco con buenos ojos la figura de Cristina, y ahí es en donde Massa buscará aparecer ofreciéndose como una alternativa «distinta» que vaya más allá de la polarización. De todas maneras, el tigrense jamás se ha mostrado firmemente opositor a las políticas devastadoras llevadas adelante por Mauricio Macri, y ya ha dejado en claro que su objetivo no es confrontar con​ Cambiemos, sino con Cristina, para «frenarla». Otra muestra más de que esta elección gira en torno a la candidatura de la ex presidenta, la única dirigente capaz de lanzar un frente electoral con cien mil personas escuchándola.

La consigna de un «frente ciudadano» nació el 13 de abril del año pasado, cuando Cristina dio su primer discurso estando Macri en el Gobierno. El argumento de «construir la unidad» giró en torno a las necesidades de la gente, comparando las políticas llevadas a cabo por los distintos modelos y preguntándole a la mayoría de la población como estaba antes y como está ahora, refiriéndose a abril del 2016. Hoy, esto no se ha modificado en cuanto al contenido discursivo de CFK, si en el tono y en la manera en que habló el martes pasado en Sarandí. Muchos lo han comparado con la política comunicacional de Durán Barba. Podemos decir que es cierto si recordamos que en el acto de la, hoy precandidata a Senadora, no había banderas de agrupaciones partidarias (pedido específico, aludiendo a solo ver la bandera argentina, en su día), la duración del discurso fue corta y, lo más destacado de la jornada, estuvo representada la «gente de a pie» más afectada por la coyuntura. Obviamente, que el contenido de las palabras de Cristina no se pueden comparar ni un poco con el de Macri, u otro funcionario que siga las recomendaciones del asesor ecuatoriano.

La lista de «Unidad Ciudadana» ha tenido sorpresas. Taiana, hombre fuerte del Movimiento Evita que hoy acompaña a Randazzo, será candidato a segundo senador en lo que demuestra una cierta amplitud hacia otros sectores, algo que se le venía reclamando hace rato a las agrupaciones más kirchneristas. Los primeros dos lugares de la lista de diputados representan a la economía, con Fernanda Vallejos y a la ciencia con Roberto Salvarezza. Dos nombres sin prensa y que no pertenecen a la agenda diaria del Grupo Clarín (hasta hoy). Claramente, el objetivo de que estos precandidatos ocupen lugares tan importantes, es el incluir los sectores más golpeados por el Gobierno, y en donde seguramente este pierda votos. Espinoza, será quien aporte La Matanza (donde siempre el Peronismo tiene muchos votos), Siley y Yasky personifican a los sindicatos y Daniel Scioli, es sinónimo de lealtad y compromiso con un proyecto y objetivo político, lo demuestra aceptando un quinto lugar que para otros dirigentes hubiera sido «una falta de respeto a su trayectoria y envergadura». Aquellos mensajes de Cristina como  «cada uno tiene un dirigente adentro» , o «dejo un país cómodo para la gente, no para los dirigentes» se ven reflejados en esta lista que armó para y con un único objetivo: Evitar un ajuste que será recordado como el más feroz en años en la historia argentina. Y para esto, es necesario ganar o ganar en octubre, apelando a la vieja filosofía bilardista en donde no importa el como sino el que, el objetivo final. Unidad Ciudadana es el frente que tiene más chances de establecer una política de gobierno que sea antagónica a la que Mauricio Macri está llevando adelante, porque es el único que ha presentado la propuesta en una plataforma accesible a cualquiera y que, creo yo, tiene serias chances de luego proyectarse en el Congreso Nacional.

De Randazzo se ha dicho mucho ya. Desde lo personal considero que lo mejor hubiera sido una lista de unidad, quizás con las PASO de por medio, o quizás no pero la realidad es que no se pudo. La realidad también marca que hoy la fuerza que integra el ex ministro de transporte no suma más que el 10% de los votos, por lo cual se ha rumoreado que sus intendentes le pidieron un esfuerzo máximo para poder ir a la unidad con Cristina, pese a que esto no se haya logrado. Sin dudas que ambos sectores tienen razón en lo que plantean (díganme tibio si quieren), pero no se puede negar que Cristina es hoy la dirigente con más trayectoria e importancia en la oposición, y la verdad, es que en estos momentos donde la gente está sufriendo mucho ponerse a discutir cargos y lugares en las listas tiende a alejarse de lo importante, que es como parar a Macri, todos juntos. Quizás esto se pueda ver reflejado en un futuro Congreso, pero para esto falta realmente un montón.

Serán unas elecciones muy reñidas y de acá a octubre va a correr muchísima agua debajo del puente. El partido ya comenzó, y hoy, lo que importa es ganar. Cueste lo que cueste.

Alejo Spinosa

@AleLVP

 

 

La unidad que se separa

De acá a fines de junio no vamos a hablar de otra cosa que no sea el armado electoral del partido más numeroso, abarcativo e importante de la Argentina, el Peronismo. Más allá del desastroso Gobierno de Macri que parece haber hecho la plancha hasta octubre, no podemos negar que la incógnita hoy en día es que va a pasar con el PJ, con Cristina y con Randazzo de cara a las PASO de agosto, siendo los únicos que todavía no definieron sin tendrán o no internas.

El Peronismo siempre tuvo diferencias, justamente por ser tan grande y por contener a tantos dirigentes. Las internas siempre existieron, de manera cerrada o abierta pero siempre existieron. Pero, la pregunta es. ¿Vale la pena exponer tan abiertamente estas diferencias, que son pura y exclusivamente de manejos y liderazgos, cuando la mayoría del pueblo argentino la está pasando realmente mal? Habiendo tenido la experiencia de la Provincia de Buenos Aires en 2015, ¿es necesaria una interna que demuestre tanto y que encima habilite a todos aquellos votantes no peronistas a votar en contra de algún candidato? ( a menos que esto último sea lo que quieran algunos). Cristina es la que tiene más intendentes, más votos y más gente atrás, eso está claro. Pero ya marcó su postura respecto a las Primarias, donde dijo que, en este momento, hay que construir la unidad desde agosto en adelante para frenar este ajuste. Del otro lado aparece Randazzo, un político tan eficiente como egocéntrico y personalista (como muchos, es cierto). El ex ministro de Transporte plantea un armado distinto al de CFK, con quien tuvo cruces fuertes en 2015 cuando no lo dejó competir por la presidencia, que renueve al Peronismo y se escude en que «con Cristina conduciendo perdimos dos elecciones seguidas». Lo cierto es que Randazzo no cuenta con más apoyo que el de tres intendentes, el Movimiento Evita y algunos sindicalistas. Hoy, en una interna, Cristina lo pasa por arriba a él y a cualquiera. Pero bien, pongámonos a analizar las virtudes y falencias de ambos sectores.

Es cierto que estratégicamente Cristina no ha tomado buenas decisiones en cuanto a la definición de candidaturas cuando fue Presidenta. También es cierto que La Campora excluye, y seguramente sean ellos quien hayan manejado la lapicera hasta aquí. Pero ahora aparecen nuevos actores muy importantes en el armado de las listas: Los intendentes. Sin ningún peronista en alguno de los Gobiernos más importantes, son los jefes comunales los que tomaron el liderazgo en este tiempo y quienes serán clave para definir como irá el PJ en agosto. Secco, Ferraresi, Durañona, Magario, Insaurralde y Sujarchuk son algunos de los nombres de los intendentes que han pedido con firmeza la candidatura de la ex Presidenta (que no estaba en sus plantes, vale aclarar). El argumento es simple. En los barrios, donde más se siente el ajuste feroz de este Gobierno, es donde la gente pide «por Cristina» y es donde el Peronismo-Kirchnerismo se hizo fuerte en estos últimos años. Si el tercer cordón del Conurbano Bonaerense ha pedido, casi en su totalidad, por la candidatura de CFK no hay mucha más vuelta que darle. Cristina no solo es la que más mide en las encuestas, sino también la única que ha presentado una propuesta programática con políticas de gestión claras que vayan más allá de las frases de campaña. Este sector, con Espinoza como vocero y negociador, ha apostado a la unión de cara a agosto y le ha ofrecido a Florencio Randazzo encabezar la lista de diputados, algo que este rechazó seguramente por no tener garantizado la inclusión de sus hombres más importantes (aunque esto no es lo que se dice oficialmente). Si el ex ministro encabezara hoy la propuesta del FPV en diputados, no tengo dudas de que sería un candidato firme y con solvencia para competir en el 2019, ya con CFK fuera de esa contienda, como ella manifestó.

Nos toca hablar, ahora si, de Randazzo y sus aliados. La pregunta que muchos nos hacemos es ¿donde estuvo Randazzo en este año y medio? Bueno, aparentemente aparecería este viernes 9 de junio anunciando su candidatura a las PASO del PJ. La idea que su sector plantea es la de «renovar» el Peronismo, obviamente con el argumento más que válido de haber perdido en Provincia y a nivel Nacional en el 2015 (con traiciones de por medio). Esta propuesta es totalmente entendible, pero no se puede esperar una conducción de un partido tan importante sin su líder, que es Cristina. Randazzo quiere liderar, esto está claro, pero lo quiere hacer teniendo atrás apenas a los intendentes de Hurlingham, Bolivar y San Martín, más Hector Daer y el Movimiento Evita. Todos sectores que han manifestado que «no creen que CFK sea candidata», aludiendo más a una expresión de deseo que a un dato certero, sabiendo el resultado que obtendrían de salir a disputarle una interna. Entonces, si vos tenés una intención de voto no superior al 10%, ¿que buscás yendo a una interna en donde hasta ellos mismos saben que van a perder? ¿la representación en las listas? Puede ser, pero sería mucho mas conveniente para todos que esta se de en el marco de la unidad. Un político como Randazzo sería un gran compañero de fórmula para la ex Presidenta, y, de nuevo, sabiendo que tiene un potencial enorme para ascender políticamente pero que es superado por sus egos e intereses personales Además. ¿Podemos garantizar que quienes acompañen a Randazzo, de llegar al Congreso, sean verdaderos opositores a Macri?

Del lado del de Chivilcoy insiste con las PASO, algo que hoy, parece díficil luego de que el Kirchnerismo haya preparado el plan de presentar una lista única con la estructura del PJ Bonaerense más sus intendentes y que deje a Randazzo afuera. De más esta decir, que este último tiene los argumentos legales para ir a una interna, por más descabellado que esto pueda parecer. Para ir terminando, no está en los planes del «Flaco» ir por afuera porque esto favorecería a Cambiemos en octubre, pero tampoco parece haber otra alternativa, más allá de las mencionadas, por el lado del FPV. Se vendrá una disputa que puede llegar a la justicia y que, realmente, no beneficia a nadie más que a Macri que, con su grupo de especialistas en campañas electorales, intentará profundizar su ajuste en octubre.

Esperemos poder tener unidad, antes o después de las PASO. Necesitamos de un Peronismo fuerte, con candidatos sólidos y convencidos de que hay que ir a estar elecciones con una propuesta clara y que se encargue de frenar a este Gobierno que busca destruir al pueblo argentino.

Alejo Spinosa

@AleLVP

Todo está guardado en la memoria (y en la plaza)

A veces para arrancar a escribir algo uno tiene que pensar, reflexionar, elegir y luego empezar a redactar. Digo a veces porque, justamente hoy, no es el caso. Después de la impresionante movilización del pasado miércoles no quedaba otra que descargar todo aquí, en La Deskarga. Seguramente no sea uno de los mejores textos técnicamente hablando, pero desde lo emocional no habrán dudas de que esta nota ganará por goleada.

No alcanzan palabras para describir el enorme acto de memoria que se vivió el miércoles 10 de mayo en la Plaza de Mayo, en toda la Argentina y en ciudades del mundo como París o Barcelona. Quedó claro que cuando se meten con los Derechos Humanos no hay discusión alguna, salimos todos. Desde lo organizativo podemos hablar de una marcha que tuvo convocatoria en un corto plazo, sin una participación total de los partidos políticos y hasta con cruces por la aparición de otra manifestación el jueves siguiente, que luego fue cancelada. En fin, con mucha o poca convocatoria la marcha fue mucho más que un éxito (se calculan medio millón de personas presentes) y quedará en la historia de las movilizaciones argentinas. Las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo dieron otra gigantesca muestra de lo que es su lucha, de sostener vivo el espíritu de combativo de sus hijos, de levantar bien alto la bandera de la memoria, la verdad y la justicia y ,en esa plaza, de repudiar el aberrante fallo de la Corte Suprema que, vale aclarar, parece que será vuelto para atrás. Esas Madres y Abuelas que nos llenan de orgullo a todos los argentinos fueron abrazadas por miles y miles de personas que levantaron bien alto sus pañuelos y repudiaron con fuerza este acto de impunidad total hacia los genocidas que han torturado, violado, asesinado y desaparecido a sus hijos por razones políticas. 

Si hay algo que al Gobierno anterior no se le puede cuestionar es la ejemplar política que ha tenido con los Derechos Humanos y con acompañar a los organismos que los defienden (que no son un curro, Señor Presidente). EL 24 de marzo en la Argentina dejó de ser una fecha más y tuvo la importancia que de verdad requiere, con actos y concentraciones monumentales en la Plaza de Mayo, la misma que el miércoles pasado dijo fuerte y claro «Nunca más, ningún genocida suelto» oponiéndose a esta idea de la reconciliación que se quiere imponer desde el Gobierno actual y ejecutar desde la Corte Suprema de Justicia. El Kirchnerismo en la Argentina dejó un pueblo con memoria, un pueblo que sale a la calle cada vez que lo joden. Esta vez quisieron joder a nuestros nietos, a nuestros hijos, a nuestras madres y abuelas, que tanto han luchado por ver a los genocidas presos y en cárcel común. No lo permitimos, salimos a la calle como lo hicimos siempre, el pueblo no tiene miedo. La memoria es sagrada por más que la quieran borrar de la agenda diaria y no le quieran dar importancia. Esta última marcha, a diferencia de los 24 de marzo, contó con muchísima mas gente de la que ellos llaman «independientes» y con menos concurrencia de partidos y organizaciones políticas. No importa quien vaya, no importa si hay banderas de La Cámpora o no, lo importante es que quisieron pasar por arriba a los 30 mil desaparecidos y el pueblo los frenó.

El 2×1 lo decretó la Corte, pero el Gobierno es el autor intelectual, no quedan dudas por más que se quieran despegar. ¿O ya nos olvidamos de los dichos de Macri relativizando la cantidad desaparecidos? ¿Y Gomez Centurión diciendo que no fue un plan sistemático? ¿Y la bandera diciendo «no al negocio con los Derechos Humanos? Por favor, sabemos de que se trata y sabemos que hoy, el Presidente, quiere devolverle el favor a los militares que hace 41 años lo beneficiaron económicamente convirtiéndolo en un cómplice civil de la última Dictadura cívico-militar, a él y su padre. La gente no es estúpida, podrá estar en más o menos de acuerdo con su Gobierno pero no por nada 7 de cada 10 argentinos repudiaban y estaban en contra del terrible fallo de la Corte. Corte que, de los cinco miembros que tiene, dos fueron promovidos por el Presidente queriéndolos poner por DECRETO y luego votados por el Congreso (caso aparte para analizar). Ah, y uno de ellos tiene relación directa con Clarín y Magnetto, principales defensores del Golpe de Estado del 76.

En fin, palabras más, palabras menos, el 10 de mayo de 2017 quedará en la memoria de todos, todos aquellos que repudiamos el Golpe Militar, que no creemos en la idea de la reconciliación, que no olvidamos ni perdonamos y que defendemos con toda la furia a nuestras queridas Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, quienes respondieron abrazando ellas al pueblo esta vez. No son joda los Derechos Humanos, no por nada Argentina fue, en los últimos años, ejemplo internacional en este rubro y uno de los pocos países que ha repudiado a SUS PROPIOS GENOCIDAS y que no necesitó de Organismos Internacionales para hacerlo, que de todas maneras han destacado y acompañado siempre a nuestro país.

Nada más, 2×1 las pelotas.

Alejo Spinosa

@AleLVP

La era de la violencia

El título de esta nota podría parecer un poco excesivo o hasta incluso con cierta intención de generar un clima de violencia en la Argentina, pero créanme que en la Argentina de Macri la famosa grieta se acrecienta cada vez más y viene recargada, en este caso con represión, compra de armas, uso desmedido de las fuerzas y ataques a los gobernadores, como lo que pasó ayer en Santa Cruz. El Gobierno de Cambiemos dejó de lado las fotos con Antonia y los globos para tomar los palos y los gases, acompañados de frases de sus funcionarios puramente despectivas y ofensivas hacia el Kirchnerismo y sus representantes.

De más está decir que los objetivos de Macri cada vez van quedando más lejos. La inflación no baja, la pobreza sube y las inversiones no llegan. ¿Esperaban otra cosa con las medidas que han tomado? Y a esto se le suman movilizaciones todos los días luego de un marzo que quedará en la historia y conflictos con los trabajadores que lejos están de resolverse, como el caso de los docentes. Todo esto hace que el Gobierno se ponga cada vez más autoritario y con impotencia por no poder lograr sus metas. La solución para ellos termina siendo la represión, avalada por una parte de la sociedad. De todas maneras esto último no justifica el accionar de las fuerzas policiales en los últimos meses. Desde los piqueteros hasta los maestros, desde el comedor infantil de Lanús hasta los estudiantes de la UNJU, todos han recibido palos, detenciones e intimidación policial sin justificación. Ya teníamos claro que al Gobierno no le gustaban las manifestaciones en su contra (¿a que Gobierno le gusta?), y también sabíamos que tarde o temprano iba a llegar la represión justificada bajo el famoso «orden».

Ahora bien, estas situaciones de descontrol de las fuerzas policiales no están aisladas de lo que pasa en el país. Ayer nos enteramos del terrible ataque sufrido por Alicia Kirchner y Cristina en la residencia de la Gobernadora Santacruceña, donde se encontraba también una beba de 18 meses. Luego llegó la información de que fue una de las tantas operaciones lideradas por Clarín y Macri, que en este caso puso en riesgo la vida de Cristina y su familia. La policía actuó para frenar los ataques y quedará para la discusión si esto también es represión o no. Lo cierto es que la violencia en la Argentina es cada día mas notoria, y va desde hechos concretos como el que describíamos hasta cruces verbales y dichos que tienen como protagonistas a los funcionarios del Gobierno. Y todo esto no tiene otro culpable que no sea el Presidente de la Nación, el mismo que prometió «unir a los argentinos», tremendo y eficiente slogan de campaña que luego resultó no más que eso.

Es Macri el violento, el primero en atacar a los «choripaneros», el que habla de «mafias sindicales» cuando le hacen un paro general (bastante demorado por cierto), el que dice que a Baradel no necesita que nadie lo cuide y después manda la cana a que reprima los docentes. De algún lado viene esta violencia, la grieta se profundizó más que nunca y no solo tienen la culpa los funcionarios del Gobierno por sus dichos, sino también por sus medidas, totalmente antipopulares y con claro destino de perjudicar las grandes mayorías de la Argentina que luego salen a manifestarse con total razón y se los termina tildando de «desestabilizadores», o de «querer que el cambio fracase», etc. Y es ahí donde comienza la violencia, es ahí donde el Gobierno entra en el juego constante de querer confrontar contra todo lo que se le oponga, empezando por el Kirchnerismo. Se envalentonaron con la marcha del 1A, que supuestamente fue en «defensa de la Democracia y la república» pero que terminó siendo totalmente gorila y anti kirchnerista, con un nivel de violencia que les aseguro no tiene ninguna movilización convocada por sindicatos, partidos políticos y movimientos sociales.

Hablábamos arriba de la confrontación sistemática que Cambiemos tiene para con el Kirchnerismo en este año electoral. El odio y el revanchismo que muestra una parte de la ciudadanía hacia la figura de Cristina, o cualquier candidato Peronista/Kirchnerista que se presente, es impulsado notoriamente desde las filas gubernamentales que ya han fijado la estrategia electoral: Polarizar con Cristina. Por eso es que no resultaría del todo conveniente que la ex Presidenta saliera a la cancha en agosto a disputar una paso y luego, de resultar ganadora, a enfrentar a Macri y compañía. Esto último sería darle el gusto al Gobierno de profundizar el nivel de violencia mostrado en los últimos meses.

En resumen. La violencia está más presente que nunca, Macri ya definió su manera de actuar de ahora en adelante y sobre todo si está preparando el ajuste más brutal para después de las elecciones. Como se suele decir: El modelo no cierra sin represión. Si a esto le sumamos los comentarios de periodistas como Baby Etchecopar donde se muestra orgulloso y feliz por los palos para los docentes, queda claro que al Gobierno no le va a temblar el pulso cuando haya que sacar las fuerzas a la calle y encima con armamento nuevo, traído directamente desde los Estados Unidos para ser utilizado frente a los piquetes y las movilizaciones. No siempre los Presidentes tienen que actuar frente a lo que le piden sus votantes. Habrá que tener cuidado y ser inteligentes. Preparemosnos  para unas elecciones, y ojalá me equivoque, muy violentas.

@AleLVP

Alejo Spinosa

¿Hasta que punto sirve dar el debate?

No voy a negar que la marcha del sábado sorprendió a muchos (me incluyo), sobre todo por la cantidad de gente que fue, que, si bien no se compara con el promedio de 400.000 personas en cada plaza de este marzo, tuvo una concurrencia bastante numerosa. Pero creo que es necesario ir más allá de si fue mucha o poca gente, lo más importante en estos casos es la consigna con la cual se convoca y si realmente tuvo el significado que se le quizo dar. Las palabras «Democracia» y «República» fueron las principales banderas con la cual se difundió esta movilización «en contra de los golpistas». De la Democracia y su definición ya hemos hablado , de los otros términos podemos decir que: La república no está siendo muy bien representada en un país donde Milagro Sala sigue presa y donde se manipulan jueces y fiscales y que lo otro es más de lo mismo, cuando los simpatizantes de Cambiemos salen a manifestarse es «Democracia» (si, más allá de que digan que los Montoneros estuvieron bien desaparecidos y que hay que matar a la yegua), ahora, cuando lo hace la oposición y los sindicatos es un intento destituyente.

Todo esto fue una síntesis de lo que pensábamos que podía llegar a ser la movilización del pasado sábado, pero no lo que terminó siendo. Una marcha puramente clasista y antiperonista. Clasista porque nuevamente se volvió a atacar y a agredir «democraticamente» a la clase baja, a los que van en micros de sus sindicatos a las marchas, y a los que comen choripán acusándolos de no saber porque realmente van a las movilizaciones, y aduciendo que los «llevan» como si fueran ganado, solo para hacer número (remitiéndose a la teoría asquerosa de Gonzalez Fraga) . Estas ideas que parecieran quedar reducidas a un grupo tal vez mínimo de ciudadanos son legitimadas por el Presidente en un vídeo en su cuenta de Twitter, representando así, a un sector importante de la sociedad. Decíamos antes que esta movilización se transformó en una marcha aniperonista y antikirchnerista finalmente, porque, nuevamente, se volvió a insultar a Cristina, al Peronismo y a un Gobierno que ya hace rato que dejó el poder, cuando Clarín mismo dice que «el Kirchnerismo no existe más» pero luego se contradice atacando a CFK con supuestos hechos de corrupción e incluyendo al Gobierno anterior en todos los errores de Cambiemos. En resumen. Se buscó movilizar en defensa de una Democracia que hoy parece inexistente y se terminó hablando de choripantes, micros y «gente bien que fue con la SUBE por motus propio» (debo admitir que las señoras gritando «vinimos con la SUBE» me dio mucha más risa que cualquier comedia).

Vamos a entrar ahora en el título de esta nota, y en la pregunta que este refleja. ¿Hasta cuando sirve dar el debate? Esto me lo pregunto simplemente porque creo que hace rato ya que aquellos que queremos debatir, discutir o poner en la mesa nuestras opiniones nos encontramos, del otro lado de la grieta, con argumentos con muy poco contenido y cargados de agravios e insultos. Ahí entonces nos damos cuenta que el nivel de discusión que puede tener cierta parte de la sociedad esta muy lejos de aquél que poseen aquellos que, o salieron a manifestarse el sábado pasado, o militan a través de las redes sociales. Es decir, cuando uno pretende dar el debate de manera profunda, que tan bien nos hace, se encuentra con un interlocutor que repite o slogans de campaña o tapas de Clarín, pero nunca habla de Políticas de Estado, que es lo que realmente se necesita debatir. Actualmente me empiezo a dar cuenta que el debate y la discusión política en la Argentina hoy está muy devaluados y rebajados a chicanas y odio de clase, vale aclarar que hay varios programas de televisión que representan este tipo de discusiones. La grieta siempre existió en la Argentina (polarización de ideas que le dicen), quizás ahora se manifieste con más fuerza también por culpa de los medios masivos de comunicación y, obviamente, por las políticas tomadas por Macri para empobrecer a la sociedad. El problema es cuando esta grieta o polarización queda reducida a si sos «K» o «M» y no si estas de acuerdo o no con tal medida tomada por el Gobierno por ejemplo. De hecho pareciera que la crítica y el reconocimiento de errores quedan totalmente de lado por ciertas personas, que, por más que les duela el bolsillo desde el 10 de diciembre del 2015, defienden a capa y espada un plan de ajuste feroz que te convierte en un «choripanero Kirchnerista grasa mantenido por el Estado» si sos capaz de criticarlo y poner evidencia lo mal que le hace a las grandes mayorías populares.

Es importante el análisis, el debate y el intercambio de ideas entre varias organizaciones políticas y ciudadanos con pensamientos opuestos o distintos, pero no de la manera que el Gobierno, que es responsable y agitador por más que se quiera despegar, quiere imponer, con confrontación constante, insultos, desprestigios y mentiras. Esto último, que ellos tienen la caradurez de llamarle «diálogo» no es más que rebajarse a la apolítica y entrar en el juego de la perversidad de ciertos funcionarios actuales.

PD: Estoy seguro que les gusta el choripán más que a muchos de los que fuimos a las marchas de marzo.

Alejo Spinosa

@AleLVP