Hasta siempre Santiago

Escribir en este momento resulta más que difícil, muchos lo hicimos ya, es que teníamos esa necesidad imperiosa de hacer catarsis de alguna u otra manera. Se nos hacía imposible quedarnos callados, algo que a muchos les gusta por estos días. El dolor acompaña a miles y miles de argentinos, mañana no será una fiesta de la Democracia, este término no está completamente garantizado en esta época. Hasta siempre Santiago, gracias por tu lucha, por rebelarte contra el poder, sos parte de los que creemos, quizás estamos un poco locos, que se puede cambiar el mundo, que se puede tener una Argentina mejor. Por creer esto te mataron Santiago, te persiguieron, se rieron de tu familia y soltaron una catarata de mentiras de las que se van a tener que hacer cargo, sobre todo algunos dirigentes.
 
Cuando Sergio dijo «es Santiago» se confirmó lo que ya veníamos creyendo desde que apareció su cuerpo el miércoles pasado. Si nosotros sentíamos detrás nuestro esa carga de haber tenido que leer y escuchar lo más miserable e infame del ser humano, imagínense la familia de Santiago. Que era un hippie mugroso, que ¿qué hacía ahí?, ¿por qué se mete en política?, que estaba en Entre Ríos, que estaba en Chile, que por qué corta una calle y tantos otros dichos denigrantes que hacen caer muy pero muy bajo a los «periodistas», la prensa canalla aprendiz de aquellos que estuvieron defendiendo el Golpe del 76´. El dolor y la tristeza de esa familia no es comparable con nada, no dejaron nada por decirle, se cagaron (perdón por la expresión) en Santiago, tuvo que morirse para que Macri, Vidal, Larreta y quien sabe cuántos más salieran a expresar sus condolencias. Cínicos, perversos, eso son.
 
No quisieron encontrar a Santiago nunca, desviaron el tema para atacar a los mapuches y corrieron el eje constantemente. Todos sabíamos que a Santiago se lo llevó Gendarmería, todos los sabíamos, ellos también, nos hicieron volver a las peores épocas, retrocedimos cuarenta años. Y el cuerpo apareció días antes de las elecciones (no tengo ninguna conjetura respecto a esto), obviamente, Cristina y compañía fueron los apuntados, junto con la RAM y los mapuches. La incertidumbre se hizo presente una vez más, la familia tuvo que convivir otros dos días , luego de haber estado buscando a Santiago por más de dos meses, con esa desagradable sensación de no saber si es o no es, mientras el poder mediático hacía suposiciones de todo tipo, solo para llenar el vacío. El comentario de Sergio y su esposa cuando señalaban que estuvieron al lado del cuerpo todo el día fue el fiel reflejo de como actuaron el Estado y la Justicia en este caso. No hay garantías jurídicas, pero tampoco hay garantías de tener un Estado que contenga y acompañe a los familiares de las víctimas. Sobraban motivos para entender a Sergio y Andrea cuando decían que no podían creer en nadie. Irina Hauser, lo describe, con excelente precisión, en una nota en la revista Anfibia “Esa imagen que trazaron de sí mismos, esperando junto a un cadáver entre el ramerío, el agua, el silencio y un grupo de agentes de Prefectura, desnuda el nivel de degradación al que ha llegado el sistema judicial, a punto tal que las víctimas deban garantizarse a sí mismas que nadie les mienta, manipule nada, ni les hagan trampa. ¿Esa es la participación que tanto se les ha prometido a las víctimas en los procesos penales? ¿Y la reparación? Está todo tan trastocado que tuvieron que recordar en voz alta que son seres humanos. Se lo dijeron a los periodistas, pero bien pudo estar dirigido a la “Justicia” “.
En lo que a la autopsia se refiere no hay mucho que agregar más que aguantar, una vez más, el resultado final. El Juez fue claro, y, junto con más de 50 peritos, coincidieron en que “no hay lesiones”. De esto se agarran ahora para decir que se ahogó porque no sabía nadar (algo que parece realmente muy difícil de entender siendo que el cuerpo apareció rio arriba y enganchado en los sauces luego de que hubieron tres rastrillajes previos en ese mismo lugar). Sea cual sea la causa que provocó la muerte de Santiago hay algo que es irrefutable, y es que fue perseguido por la Gendarmería y murió en el marco de una represión ilegal contra una comunidad que sigue reclamando lo que reclama hace años, soberanía.
Como decíamos antes, murió por luchar, por hacer valer sus derechos, por solidario, por acompañar un reclamo más que legítimo, y tantas otras cuestiones que hacen a la formación política de un ciudadano más de este país. La Argentina se viste de negro, la tristeza y el llanto invaden nuestros rostros, golpe más que duro a la Democracia. Mañana, encima, tendremos que ir a votar, no tenemos ánimo para ir a hacerlo. Ejercer nuestro derecho como pueblo en este contexto se nos hace muy difícil, y más sabiendo los resultados que se pueden llegar a conocer por la noche. Esperemos que aquellos que votan dirigentes encubridores, cínicos y perversos, se hagan cargo de una vez.
Sin más palabras, hasta siempre Santiago, gracias por luchar, gracias por hacer oír la voz de los que no tienen voz. Fuiste todos nosotros en ese reclamo que luego, producto de la violencia institucional, terminó con tu vida. Hoy todos somos vos.
Santiago Maldonado presente, ahora y siempre. Justicia. El Estado es responsable.
Fuerza a la familia, estamos con ustedes.
Alejo Spinosa

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