Bochorno técnico

Decir que lo que pasó ayer no tiene precedentes ya queda viejo, es obvio. Jamás vimos en la historia reciente de nuestra democracia una muestra tan clara del miedo a perder, y del saberse derrotado. Ya desde que el Gobierno salió al escenario pasadas las diez de la noche, cuando todos nos sorprendimos por el no anuncio de una victoria que en ese momento parecía clara, el panorama pintaba incierto. Con un escrutinio ultra-lento que solo se modificaba en diputados, llegaron los primeros anuncios de que Cristina no saldría hablar hasta que no haya una tendencia irreversible, imposible tenerla con ese 2% de escrutinio. La irreversibilidad nunca se dio, hoy, lunes, tenemos una paridad asombrosa, la incertidumbre se apodera de la realidad política Argentina y la grieta se agiganta cada vez más. Cambiemos manejó como nunca la selva mediática y se llevó todas las luces en el horario pico de rating, cuando las urnas todavía marcaban un 37-30 para el pobre candidato eclipsado por la figura de Vidal, Esteban Bullrich. Hasta allí todos estábamos decepcionados, viendo como, otra vez, la derecha mas repugnante de los últimos tiempos ratificaba su poder. Todos nos sentíamos derrotados, todos menos Cristina y los suyos, prevenidos de que esto ocurriría. El resto es historia conocida, la madrugada se hizo eterna y, mientras nos encontrábamos pegados a la tele festejando como un gol cada aumento mínimo de porcentaje de Unidad Ciudadana, la empresa que el Gobierno contrató (a escondida) cargaba los datos con una parsimonia irrisoria, pocas veces vista en la historia de las elecciones mundiales me animaría a decir. Poco antes de las 4 de la madrugada, Cristina salió a dar su discurso. Y, vale aclarar, fue la única candidata que se mostró en público cuando los resultados realmente mostraran la realidad, un empate técnico  con un conteo incompleto. Massa, quien cargó con una pésima elección felicitó al Gobierno, en Cambiemos se mostraron felices pero no dieron números, la capital fue motivo de festejo. Así las cosas, falta una parte mínima en los números, pero gigantesca en lo simbólico. Bochorno del Gobierno, falta de ética, falta de Democracia. El discurso oficial hoy se remite al «empate técnico», sabiéndose derrotados ya que los distritos que detuvieron su carga son casi todos favorables a la ex-Presidenta, esto no quita que haya sido una elección altamente dividida en dos y muy reñida. Sin embargo la manera en la que actuó el Gobierno es paupérrima, y, por más que lo quieran justificar con elecciones pasadas en donde el resultado se conocía casi a la misma hora, hay que aclarar que en estos casos la tendencia era irreversible y la carga de datos se daba de manera equitativa, no subiendo últimos los datos de la fuerza con más votos. Ahora sí, pasemos a analizar algunos resultados que se dieron ayer.

Capital Federal: Sin lugar a dudas, la derecha en la capital se mueve como pez en el agua. Carrió hizo una elección monstruosa y las dudas acerca de lo que llegó a hacer Lousteau en 2015 quedaron disipadas, tanto es así que el ex-ministro fue uno de los grandes derrotados de la jornada, cosechando un magro 13% que lo ubicó tercero. Filmus volvió a jugar en la city y sacó un aceptable 19% que se traslada a casi 22% si se suman los votos de Moreno e Itaí Hagman. En Capital no quedan dudas, y ahora encima, a Cambiemos, le aparece una nueva contrincante interna a la que muchos no quieren ni ver, porque saben que Carrió es capaz de cualquier cosa.

Córdoba: De la mano del ex árbitro Hector Baldassi, Cambiemos ratifica su poder en Córdoba y dejó en segundo lugar a un amargado Luis Schiaretti, quien se mostraba confiado en pelear un primer lugar al Gobierno, y fue noticia pero por la derrota del «Delasotismo» al que él representa y que esta vez llevó a Llaryora, su vicegobernador, como candidato. El Kirchnerismo, por su parte, presentó a Garro como alternativa, este cosechó un escaso 9% que buscará mejorar en octubre. En Córdoba no hay novedades, la provincia que le dio el triunfo a Macri en 2015 le sigue mostrando su apoyo, pese a las peleas con el Gobernador y a la mala situación económica.

Massa: Lo del Tigrense en la Provincia de Buenos Aires fue, por lo menos, sorpresivo. Su discurso «despolarizante» no tuvo peso y terminó maldiciendo la candidatura de Florencio Randazzo, que le comió varios votos (rápidamente podemos observar que, aproximadamente, la suma de ambos alcanza el 21% de Massa en 2015) y lo dejó con un pobrísimo 14%, muy lejos de pelear algún lugar en el senado. El «ni-ni» del ex jefe de gabinete terminó condenandolo y lo dejó eclipsado por la pelea entre Cambiemos y Unidad Ciudadana. Su alianza con Stolbizer no dio resultados y los votos peronistas se los llevó el Frente Cumplir. ¿Podrá en octubre sumar algunos porotos? Yo creo que no, de hecho veo más factible que el actual líder del Frente Renovador pierda todavía más votos a mano de alguno de los gigantes de arriba. Así las cosas, Massa pierde peso, la polarización se lo llevó puesto y la «ancha avenida del medio» fue más una expresión de deseo que una realidad.

La seguridad con la que ratificó el triunfo de Cambiemos en Provincia fue también motivo de críticas, dejándose llevar por sus mesas testigo, el candidato e 1País felicitó al Gobierno cuando solo se había escrutado el 20%.

Santa Fe: Parecido a la Provincia de Buenos Aires pero con resultados ya definitivos. Excepcional lo del «Chivo Rossi» que se puso al hombro una campaña difícil, y tuvo que lidiar con el lento recuento de los votos, que en un principio lo ubicaban segundo pero que, luego de la denuncia de la retención de los sufragios, lo llevó a estar arriba con el 27,88% frente al  27,12% que se llevó Cantard, del oficialismo. Vale aclarar, que el ex-ministro tuvo su interna que ganó frente a la ex- jueza en lo Penal de Rosario Alejandra Rodenas y al ex diputado provincial Pablo Di Bert.

Randazzo y Lousteau: Los dos grandes derrotados. El de Chivilcoy intentó la hazaña que sabía no iba a conseguir, se quedó atrás con casi el 6% y sus intendentes perdieron groso. El intento de renovación Peronista se mostró trunco frente al efecto polarizador que se comió también a Massa.
Por su parte, Lousteau, nunca se decidió si ser oficialista u opositor y la gente lo sacó de la cancha, el escaso porcentaje lo puso en un lugar muy inferior al del 2015 y con pocas chances tanto de crecimiento hacia octubre como de llegar a gobernar la ciudad en 2019.

Unidad Ciudadana dio el batacazo en Santa Fe, así como también lo dio Cambiemos en San Luis (primera elección que pierde el dúo Rodriguez Saa tras más de 32 años) y en La Pampa, donde ganó claramente al peronismo de Verna.

Por supuesto que estas recién son las PASO y de aquí a octubre pueden haber muchas modificaciones. Esta es la encuesta más real. Buenos Aires peleada, con una leve ventaja para CFK y con los resultados definitorios recién en quince días. Cambiemos ganando en 10 provincias más. Buena elección del Gobierno, pero tampoco hay que magnificarla tanto como se pretende desde los medios. El poder lo tienen y lo ratifican, pero no son invencibles.

Alejo Spinosa

@AleLVP

Provincia de Buenos Aires (provisorio).

PBA

Total país. Amarillo: Cambiemos, Verde: PJ, Azul; Kirchnerismo

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