Cuando hablamos de incertidumbre en la coyuntura política de la Argentina, no estamos hablando precisamente de lo que puede venir «después de». Porque, en cuanto a reformas profundas, sabemos que el Gobierno apunta hacia una flexibilización laboral que intenta disfrazar con el nombre de «reforma» o de «aumentar la productividad», versos que ya escuchamos centenares de veces en los últimos años de la política argentina, y será cuestión de que la oposición en su conjunto frene esto primero en las urnas (acá si que no hablamos de oposición conjunta) y luego en el Congreso.
Ahora bien, y retomando el título de la nota, hablamos de «incertidumbre» por un hecho claro que se mezcla con un contexto absolutamente desfavorable y represivo para los organismos de Derechos Humanos y es, sin más presentaciones, la desaparición forzada de Santiago Maldonado. La no certeza de la familia y de la sociedad que reivindica las luchas por los DDHH es realmente preocupante. Ya sabíamos del desinterés y la relativización que intentaba imponer el Gobierno de Macri en relación a estas cuestiones, en las que Argentina se ha destacado y mucho en la última década. Pero ni nos imaginábamos que tendríamos que revivir las épocas mas oscuras y siniestras de nuestra historia. El grito de «aparición con vida» que se escuchó en la Plaza de Mayo nos lleva cuarenta años atrás, con un Gobierno que intenta imponer la idea de «lo nuevo», «la modernidad» y que el resto «atrasa». Ojo, a no confundirse, el Gobierno de Cambiemos no es una Dictadura, a Macri lo votó la mitad de la población. Distinto es que las prácticas que se ejecutan desde el Estado sean las mismas que se impusieron años atrás, desde lo económico y en este caso, desde la represión y la desaparición. De lo que no quedan dudas es de que a Santiago lo desapareció la Gendarmería Nacional, a la que la ministra de seguridad Patricia Bullrich defiende a capa y espada negando esta última acusación, incluso cuando todos los testigos de la causa coinciden en que la última imagen que se vio de Santiago fue la de él subido a una camioneta de las fuerzas de la Gendarmería Nacional.
Es paupérrimo y aberrante el papel del Gobierno y los medios oficialistas que intentan constantemente construir un enemigo y polarizar el escenario para defender su postura. En este caso fue con los mapuches, que vienen llevando a cabo un reclamo totalmente legítimo hace más de cien años y al que por haber adherido, Santiago fue desaparecido. Sabemos de que lado está Macri, sabemos que cuando hay un reclamo de los trabajadores ellos están del lado de la Patronal, sabemos que cuando hablamos de delitos de lesa humanidad ellos están del lado de los represores, que cuando nos referimos al fútbol ellos juegan para las empresas privadas, y ahora sabemos, también, que en los reclamos territoriales históricos de los Mapuches, ellos están del lado de Benetton, Lewis y otros tantos. Lo sabíamos ya, conocíamos la relación Lewis-Macri, ahora esto paso a la acción. ¿Entendemos todos la gravedad del asunto? ¿Entendemos que Santiago fue a solidarizarse con el reclamo? ¿Entendemos que el Estado Nacional vuelve a desaparecer personas como hace 41 años? Esta es la incertidumbre de la que hablamos. El juego de ellos siempre fue el mismo, instalar realidades, mentir básicamente. La «guerrilla mapuche», la aparición de Santiago en Entre Ríos, el supuesto cuerpo tirado en el río, son algunas de las falacias impunes que han descargado y vendido todos los actores que mencionábamos antes para evadir el tema y correr el foco. De esta manera invisibilizan el reclamo, se dedican a defenestrar a los Mapuches para que nos olvidemos de Santiago. Ni una cosa ni la otra. Los Mapuches luchan por lo que les pertenece y Santiago tiene que aparecer.
Y por último, quiero dejarles un mensaje a los ignorantes que retrucan con Julio Lopez (algunos se animan hasta con Nisman). ¿Donde estuvieron hace 13 años cuando él desapareció? ¿Estuvieron en la plaza repudiando el 2×1 para con, entre otros, Etchecolatz? ¿Los vi alguna vez en una marcha del 24 de marzo? ¿Alguna vez se les cayó un comentario, una mención al menos, con respecto al genocidio de hace 41 años?. No, claramente no. Entonces ahora, no vengan con la ética a hacerse los preocupados por el tema con el solo objetivo de ocultar y eludir otro. Y otra cosa, las situaciones son bien distintas. A Julio Lopez lo desaparecieron quienes estaban con Etchecolatz, el grupo nefasto de policías que en ese entonces había permanecido de la época más oscura, a los que el Gobierno de Nestor Kirchner repudiaba y en un contexto en donde la Justicia había sido inapelable estableciendo prisión perpetua para el genocida. En otras palabras. Julio Lopez perseguía los mismos objetivos que el Gobierno Nacional y su desaparición sirvió como amedrentamiento al resto de los testigos. A Santiago Maldonado lo desapareció el mismo Gobierno al que él le reclamaba (y no es de ahora la el reclamo de la comunidad Mapuche), y la Gendarmería del Estado Nacional. Es decir, de un lado tenemos una persona victima del Terrorismo de Estado que el Gobierno repudia y con el cual toma medidas, y del otro una persona que por acompañar una lucha es desaparecido. ¿Otra diferencia? Las intervenciones presidenciales. Fue inmediata la reacción directa de Nestor Kirchner hace treces años y la búsqueda del Gobierno, hoy, Macri, ni aparece.
Sin más, lo único que nos queda por decir es APARICIÓN CON VIDA DE SANTIAGO MALDONADO
Alejo Spinosa