Se fue el primero

Hace un año la incógnita era cuales eran las políticas que iba a aplicar Macri y como iban a impactar en el bolsillo de la gente. Hoy nos preguntamos si el 2017 vendrá con más ajuste o si comenzaran a florecer los «brotes verdes» que tanto anunció el gobierno. El primer año de Macri deja mucha tela para cortar, después de 4 años donde los reclamos de la clase media pasaron a ser no poder comprar dolares y no poder irse a Disney, en la Argentina se vuelve a hablar nuevamente de flexibilización laboral, de falta de trabajo, de endeudamiento, y tantos otros términos que parecieran haber quedado en el tiempo. Cuando en la campaña se hablaba del «fantasma del 2001» o de «volver a los 90» no era querer instalar un miedo en la sociedad, sino decir lo que realmente podía llegar a pasar con el neoliberalismo al poder. Hoy, el día que termina el 2016, los números asustan.

El país que comanda Macri hoy es un país donde la sociedad ve con malos ojos la militancia, los gobiernos populares y donde rige el esfuerzo y el individualismo, donde el mérito propio es lo que vale y si sos pobre arreglatelas solo. Gran responsabilidad de este pensamiento tienen los medios dominantes que han logrado instalar este y otros mensajes. Son estos medios quienes, a lo largo del 2016, fueron el principal aliado político de Macri justificando sus medidas mas severas con la pesada herencia y forzando la idea de que el Kirchnerismo no existe más, cuando son ellos los primeros en hablar del Kirchnerismo. Las promesas de Macri en campaña parecen haber quedado en el olvido de gran parte de sus votantes y se resguardan no solo en la herencia, sino también en el «hay que esperar, paciencia». La primera parte del año fue dedicada al ajuste más severo, devaluación, tarifazo y despidos son algunas de las principales medidas del Gobierno. Por esas fechas se anunciaba que a partir del segundo semestre el país iba a empezar a crecer con la llegada de inversiones, nada de eso pasó. Temas como recortes en el CONICET, educación, Derechos humanos y cierre de empresas marcaron la agenda.

Hace unas semanas se conoció la salida de Prat-Gay del Ministerio de Hacienda y Finanzas, en su reemplazo ingresó un periodista de La Nación y TN, Nicolas Dujovne. Esto puede interpretarse como el fin del gradualismo y el triunfo del sector ortodoxo en el gobierno (Melconian, Sturzenegger) quienes persiguen el objetivo del ajuste brutal. Aunque sería extraño que esto suceda en un año electoral. Lo cierto es que no hubo un plan económico claro desde la Rosada y los malos manejos del Macrismo fueron acompañados de una perdida del poder adquisitivo en los sectores mayoritarios de la sociedad y un transferencia de ingresos que generó más riqueza en los ricos. El cambio se notó y mucho, mientras algunos celebran que no haya más cadena nacional otros no llegan a fin de mes. Desde el Gobierno imploran que lleguen las inversiones y que el consumo se reactive (aunque esto parece difícil) para llegar bien parados a los comicios electorales. Una derrota puede significar un costo político enorme.

Recién en los últimos meses, con la sanción del nuevo impuesto a las ganancias, se vio una oposición medianamente unida para hacerle frente al Macrismo. Fue un año de reconstrucción para el FPV que quedó golpeado luego de la derrota de Scioli . También salieron a la luz los problemas internos que ya existían y provocaron una separación en el Congreso. Habrá que ver como encara la oposición el 2017, y sobre todo como actúa en las legislativas. En la última semana el PJ Bonaerense mostró cierta unidad y hasta pareciera reconocer a Cristina como la líder del Peronismo, seguramente apoyándose en el alto nivel de aprobación que tiene la ex presidenta a pesar de la persecución política y judicial que se le hizo este año y se le seguirá haciendo. Del otro lado aparece el Frente Renovador de Sergio Massa, que todo parece indicar que se dirige hacia una alianza con Stolbizer, algo que generó enojo en dirigentes como Felipe Solá (hay fuertes rumores que se incorpora al Grupo Esmeralda) y Alberto Fernandez.

Ha sido un año de cambios en todo sentido. Pasamos de que el problema principal de la clase media argentina sea no poder comprar dolares a no poder pagar la tarifa de luz o de gas. Se le ha bajado presupuesto al CONICET, se han eliminado las retenciones al campo y las mineras, el robo más grande lo produjo Cambiemos sacándole poder adquisitivo a las grandes mayorías populares y todo eso bajo el verso de «la pesada herencia». Argentina fue ejemplo mundial en la lucha contra los Derechos Humanos a lo largo de la última década y hoy, los organismos internacionales consideran a Milagro Sala una presa política. Macri y su gabinete se encargaron de instalar un relato con la ayuda del Grupo Clarín, el poder real de la Argentina. Sin duda que el Gobierno no podría sostener todos sus discursos si no tuviera atrás un grupo de periodistas militantes encargados de ocultar la realidad y el momento del país echándole la culpa al Gobierno anterior. Por eso decimos que si Cristina tiene un 30/35% de aprobación luego de la exagerada persecución que le han hecho es porque de verdad se hicieron las cosas bien a lo largo de estos 12 años.

Cuando esta noche levantemos las copas será inevitable acordarse de esa gente que hoy la pasa mal, y que sufre cada una de las políticas de estos empresarios que, con un cinismo enorme, prometen que el 2017 será mejor. Esperemos que así sea y que no tengamos que hablar otra vez de promesas incumplidas.

Feliz 2017, a seguir luchando desde el lugar que nos toque. La alternativa al cambio la hacemos día a día.

Alejo Spinosa

@AleLVP

[Especial] Medios de comunicación

«Lo dijeron en la tele», «lo escuché en la radio» son expresiones que solemos escuchar cotidianamente y que, de manera indirecta, reflejan el poder irrefutable que tienen los medios hoy en día. Los mismos que se han convertido en un factor clave de la política argentina y mundial. Ya desde los 90 hablamos en nuestro país de una «nueva forma de ver la política» (y de construirla también), donde dejamos de lado las masas, los actos, los extensos discursos de líderes políticos dirigidos a su grupo de adherentes para empezar a hablar de la televisión y la radio (pero sobre todo la TV) como canales comunicacionales para dirigir el mensaje. Una de las ventajas que refiere este tipo de comunicación es el poder tener un mayor alcance y una mayor difusión de ideas, aunque deba cambiar el lenguaje, las formas de expresión y los tiempos que utiliza para expresarse. La conformación del «Frente Grande» de «Chacho» Alvarez en esa década refleja el nuevo rol que tienen los medios, siendo justamente «Chacho» uno de los políticos con mejor manejo de esta herramienta.

Ya lo puse sobre la mesa varias veces, pero es importante remarcar esta nueva política o esta forma de hacer política que tenemos actualmente. El timbreo impuesto por el Gobierno Nacional, la utilización de las redes o el salir permanentemente a las calles son ejemplos de como el político «2000» busca acercarse más al ciudadano o entablar una relación cara a cara y se impone el escuchar, comprender y atender sus reclamos. Esto, claramente, se refleja en el momento de la campaña porque luego, al asumir el poder, hacen totalmente lo contrario. La gestión actual ha sabido manejar los medios como nadie. Ayudado e ideado por Duran Barba, Macri captó enseguida el mensaje de la gente y la necesidad de un «cambio»y de terminar con el «odio y las divisiones». Todo eso, inducido por el Grupo Clarín y una parte enorme de los medios dominantes. El no explicar, no desarrollar y no proponer de Macri se vio reemplazado por un constante discurso de destrucción al Kirchnerismo y, sobre todo, con conceptos emocionales que entran directo a la gente y muestra ese «estar ahí» que reflejó Cambiemos en su manera de hacer campaña.

Hasta aquí hablamos de los medios como una herramienta de la dirigencia política. Ahora los analizaremos como un actor social que se ha ocupado de ganar elecciones para un partido o agrupación y también de defenestrar constantemente a otro sector. Cuando hablamos de «la grieta» nos referimos a un término creado por los medios para tratar de definir esta polarización de ideas que existe en la sociedad argentina actual y que ha existido siempre. El tema es ver que objetos posee cada sector de la grieta para informarse y recibir un análisis de la coyuntura. Mientras de un lado tenemos dos o tres canales de radio y televisión que informan y critican a Macri, en su momento oposición y hoy gobierno e intentan demostrar cual es su verdadero de mensaje, del otro lado contamos con una lista interminable de canales, programas y periodistas que ofrecen una excesiva destrucción del Kirchnerismo con informes relacionados a la corrupción de este y que muchas veces cuenta con poca o nula comprobación. No estoy negando que haya habido corrupción, el problema acá es el reality show que se monta sobre este tema y la sobredimensión que se le da.

Sin duda que el poder con el que hoy cuentan los medios masivos de comunicación tiene como principal objetivo instalar una idea, un mensaje o un tema de discusión que luego sea reproducido por toda la sociedad y, en consecuencia, trasladado a las urnas. Esto se ve en la última elección en la Provincia de Buenos Aires y también en la Nación (aunque no es el único motivo de la derrota claro está). A Clarín poco le importa la veracidad que tengan sus noticias cuando el objetivo se trata de hacer desaparecer al Kirchnerismo (aunque ellos sean los primeros en ponerlo como protagonista) y generar un blindaje hacia el gobierno actual justificando los problemas socioeconómicos con «la pesada herencia».

En la política actual los medios de comunicación están a la par o por encima de lo que son las marchas y actos políticos con militantes de un partido, son decisivos pensando en una elección y también en la opinión pública que se genera. Los medios masivos se alinean y establecen un mensaje difícil de contrarrestar y de hacer ver que es falso o que tiene pocos argumentos para ser sostenido.

Alejo Spinosa

@AleLVP

 

 

[Especial] Política

Nunca fui partidario del «todos los políticos son chorros», «la política no sirve» o «es aburrida». Términos que fueron utilizados, y en cantidad, en los 90 y hasta 2001/2002, cuando no existía o ya no se creía en la posibilidad de la salida de la crisis y donde se desconfiaba de absolutamente todo. Una de las cosas que más le valoro al anterior gobierno fue, justamente, el volver a creer en la política sea para un lado o para el otro. Se construyó nuevamente la oposición dura y el oficialismo, con representantes de ambos lados e ideas y propuestas claras (más de un lado que del otro), que pueden gustar o no pero que, en definitiva, era hacer política y nuevamente fue la política tema de debate central e interés general. Por supuesto que el grupo desinteresado de todo siempre está y es más que respetable, pero tengamos en cuenta que seguramente, por más que no haya un seguimiento o interés constante en esta rama, el voto lo depositan y ahí deciden el futuro de la Argentina. Hacer política no es solo ganar elecciones, no hacen política los políticos solamente. La política está metida en todos lados y es parte, inconscientemente, de nuestro día a día. De más está decir que existen diversas formas de hacer política, para arriba o para abajo, para ricos o para pobres, eso lo decide cada uno en algún punto y lo deciden los que mandan en otro punto.

Como mencionamos antes, la política la tenemos todos más allá del político/a que aparezca. Pero hablando estrictamente del dirigente político debemos destacar el triunfo de la «apolítica» en noviembre del año pasado. ¿A que nos referimos? A lo banal, lo estúpido, lo sin sentido, el mensaje vacío, etc. Por eso es que parte del grupo desinteresado de la política votó a Cambiemos, porque fue ese el mensaje que inculcó Duran Barba para captar esa amplia gama de votos. ¿Donde podemos ejemplificar el «no propongas nada, a la gente no le interesa» que este le explicó a Sturzenegger previo a un debate en TN? Con Macri y su campaña, la misma que fue enviada al hoy Presidente del Banco Central la recibió Macri y el éxito existió. Pero es importante separar dos grupos en «el desinterés de la política». El grupo general, donde hablamos de la política como partidos políticos, acciones de vida cotidiana, militancia , etc. Y el grupo más interno donde hablamos ya de lo apolítico dentro de lo político. Para hacerlo más conciso, Cambiemos pertenece a la política y la campaña de Macri también, pero dentro de esta política está la anti política y son ellos los representantes. Esto no quiere decir que el total de los votantes de Macri sean apolíticos, porque seguramente existe el grupo que odia al Kirchnerismo y depositó su voto en Cambiemos y el grupo de clase alta que buscó sus propios beneficios.

La otra vez tuve la suerte de ver a Lula junto a Navarro (con corte de señal de Cablevisión mediante) y ahí me di cuenta que a un amplio sector de la sociedad le aburre las explicaciones largas, con datos, argumentos y definiciones, por eso el odio constante a la cadena nacional de CFK. Prefieren un Macri hablando 15 minutos y vendiendo «esperanza, cambio y alegría » a la explicación larga y aburrida de gente mucho más preparada que el Presidente actual. Probablemente dentro del grupo interesado y seguidos de Cristina existan aquellos que apoyan por un motivo en particular o por un hecho ocurrido (construcción de la casa con el Procrear, netbook para su hijo/a, etc) y que después no sigan de manera rutinaria la coyuntura pero también es válidos Todos los grupos o diferenciaciones que se pueden hacer sobre la sociedad en relación a la política son válidos mientras hablemos del plano general. Cuando nos metemos en el análisis detallado de esos grupos ahí encontraremos los matices y las críticas que vamos a hacer.

Cuando hablamos de algo vacío de contenido o con poca propuesta debemos recurrir a ver que lleva a usar la política (o la manera de triunfar en la política) con estos argumentos (o pocos argumentos). Esto suele ser el interés popular, lo que quiere la gente, rara vez el político va hacía el lado opuesto de la gente. Si la gente quiere cambio vamos con el cambio, así funciona. Y el saber que la gente muestra un nulo interés en la praxis política conduce a buscar en ese nulo interés el voto y el apoyo.

Así concluyo mi breve reseña sobre que pienso a cerca de la política y como creo que actúan ciertos sectores esta ciencia, motivo de millones de debates en el mundo entero. Seguiré haciendo en estos días mini-artículos con definiciones como esta para matar al aburrimiento y seguir metido en la actualidad.

Alejo Spinosa

@AleLVP