El año que no queríamos

Lejos, lejos parece haber quedado aquel 22 de noviembre de 2015. Sin embargo pareciera que fue ayer, a mi personalmente me parece reciente. Aquel noviembre de campaña pasó volando y este año también. El 2016 está llegando a su fin luego de un primer año del gobierno de Macri donde el 90% (por no decir el 100%) fueron pálidas. Ya hemos hablado y analizado la devaluación, la quita de retenciones, los despidos, los tarifazos, la represión, la no reapertura de paritarias, las frases increíblemente tontas que han dicho algunos funcionarios (y hasta el propio Presidente), las múltiples marchas, el feroz endeudamiento, el aumento de la pobreza y tantas otras situaciones que han hecho que la clase alta sea más alta y que la clase media sea mas pobre. ¿Y los humildes? Gancho al mentón.

Considero que actualmente el gobierno está perdido, que no sabe que hacer. Sinceramente no pude creer la tremenda inutilidad del Presidente cuando le respondió a un periodista sobre la falta de consumo con una repregunta, como olvidandosé el cargo que ocupa. Cuando digo que Macri y su gabinete están perdidos me refiero a todos los rubros. Desde lo económico la cosa no mejora y las inversiones, como suponíamos, nunca llegaron. Desde lo social obviamente sigue todo para atrás, no en vano fue la impresionante marcha de la CGT junto con las agrupaciones sociales para pedir por la sanción de la emergencia social. No parece haber un plan definido y fin de año viene cargado con una inflación que no cesa y un descontento social notorio. Macri llegó al poder luego de una campaña donde mintió descaradamente y fue su sonrisa y su mensaje emocional lo que le hicieron llevarse un poco más de la mitad de los votos. Tuvimos, en los primeros meses del año, un bombardeo constante a la pesada herencia cada vez que algunos de los integrantes del gobierno salían a declarar. Uno suponía que, llegado noviembre, esto iba a ser dejado de lado y el discurso iba a ser otro, pero no. Con una caradurez fenomenal los ministros siguen hablando de la herencia y de lo difícil que se hace gobernar con un país «devastado», cuando todas las medidas que nombré al principio fueron tomadas por ellos.

La pregunta hoy ronda sobre la imagen de Macri y su gestión. ¿Sigue teniendo apoyo pese a al desastre económico generado? Si. Una cuota gigantesca de esta responsabilidad tienen los medios hegemónicos, que se han encargado de generar una distracción tan grande como la Casa Rosada y de hacer creer a la gente que el estado actual del país se debe a la mala gestión del anterior gobierno, que las medidas eran inevitables. La distracción no la han generado hablando de Cambiemos sino que lo hicieron dedicándose a defenestrar por todos lados al Kirchnerismo con los casos de corrupción como si fueran reality shows. Casos que siguen sin ser comprobados realmente y sirven únicamente como herramienta del Grupo Clarín para desviar la atención y seguir el discurso del oficialismo que asegura que «el año que viene vamos a estar mejor».  Sin duda que Macri no tiene el mismo apoyo que tenía hace un año, ha sido considerable su baja en la imagen positiva pero todavía está la cuota de esperanza de aquellos que lo votaron con el bolsillo lleno (gracias a la «década robada») y ahora no tienen para la luz. Seguramente esa gente haya sido captada por el discurso de Clarín y todo su batallón anti-kirchnerista que los hizo dirigirse al camino del cambio sin fundamentos claros. Por supuesto que un gobierno, luego de 12 años, tiene un desgaste natural que lleva a que la gente elija otra cosa, pero esto se contadice (en parte) con el 49% que no votó al actual gobierno. Y acá yo me pregunto. ¿Está gobernando Macri como si hubiera ganado por el 60 o el 70 por ciento y no como realmente lo hizo? La conclusión que me lleva a hacer este párrafo tiene que ver con el «tipo de votante» de Cambiemos que tenemos hoy, a un año de aquel triunfo. Por un lado tenemos la clase alta, la única que le va bien y es fiel al gobierno, entendible es esto ya que han sido los únicos beneficiados con las políticas tomadas. Seguimos nuestro recorrido y nos encontramos con el votante que mencionábamos antes, aquel de clase media-baja y que ha progresado con las políticas de CFK pero que ha visto en Macri una posibilidad de seguir mejorando y de llegar a ser como él votándolo, sin ver el real interés que tiene (porque obviamente que TN no te muestra el Macri neoliberal) y sin ponerse a razonar, dos minutos, en la mejora que ha tenido en los últimos años. Hoy esa gente la paga y sufre. Por último, aparece aquél que lo votó «convencido del cambio» y de que «la cosa no daba para más» (obviamente que la plata le alcanzaba) y que hoy, reconociendo el ajuste y sus consecuencias, sigue confiando pensando en la mejora futura.

Otros actores a analizar en este 2016 son la oposición y el sindicalismo. A principios de año todos creíamos que Cambiemos iba a estar cercado por no tener la mayoría en el Congreso y que el bloque FPV-PJ iba a ser uso de su condición de opositor frenando el ajuste de Macri. Todo este análisis empezó a perderse con la ruptura del bloque y el acercamiento de algunos partidos hacia el Massismo (que pese a considerarse opositor, poco a hecho para parar el ajuste. De hecho a apoyado bastante) generando así dos líneas en el FPV. El Kirchnerismo duro (La Cámpora, Nuevo Encuentro) y el Peronismo más negociador (Movimiento Evita, PJ, Bossio, etc). Estas divisiones ya existían y fueron algunos de los factores que provocaron la derrota de Scioli el año pasado. De más está decir que dirigentes como Bossio, que ha llegado a lo que es gracias a Cristina y su gobierno, no tienen el más mínimo respaldo de una gran parte de ese 49% luego de haberse separado del bloque.. Ahora, ¿es Massa la solución? ¿donde está la oposición del Frente Renovador más allá de la tele?. Hemos visto un acercamiento entre parte del PJ y el FR, que se observó también cuando levantaron la mano para aprobar el pago a los Buitres, algo impensado años atrás cuando el entonces gobierno se plantó firme y se negó a negociar. De todas maneras, pese a esta dificultad para establecer una oposición dura, las calles han hablado y hemos tenido innumerables marchas y manifestaciones, todas con mucha convocatoria y visibilidad. Parecería difícil encontrar hoy una figura que pueda tener el liderazgo que tuvo Cristina y también sabemos que es casi imposible no reconocer que es ella la líder de la oposición pese a su participación intermitente (pero fuerte sin dudas). La crisis en la dirigencia política en general llega también hasta el Frente Para la Victoria y será clave lo que digan las urnas el año que viene para ver como este se rearma. Macri ha podido actuar, en gran parte, por el apoyo que algunos sectores del Peronismo le han dado y por las complicaciones de este sector para pararse frente al gobierno (en algunos casos, no siempre).

También nombré previamente a los sindicatos. Sabemos que Hugo Moyano ayudó a Macri en su victoria y consumada esta se separó de la CGT para dedicarse a la AFA. La CGT hoy en día es conducida por tres dirigentes que recién la semana pasada han adherido al reclamo de las organizaciones sociales y salieron a las calles junto con estas a manifestarse. El pedido de paro general está instalado hace rato y es este sector sindical el que lo debe convocar. Macri fue astuto y rápidamente cerró acuerdos y negociaciones con quienes hoy la lideran, los mismos que hace unos años hacían paro por el impuesto a las ganancias actualmente poco demuestran frente a los despidos y la flexibilización laboral inminente. Escaso es el reclamo que puedan generar tanto las dos CTA como los distintos gremios sino es acompañado por la CGT. La tibieza que ha mostrado este triunvirato refleja también la percepción del gobierno y el saber con quien acordar para evitar el colapso total. Esperemos que con la marcha del 18/11 esta postura cambie y tengamos un sindicalismo más fuerte y combativo de cara al 2017.

Resumido está el primer año de Macri Presidente, que aún no terminó pero que, desde muchos puntos de vista, se puede calificar como malo. Es preocupante lo que pueda llegar a venir y volverá diciembre a ser un mes caliente y con un malestar social generalizado. Los números no responden y la gente pierde poder adquisitivo, sumado a la incapacidad del gobierno para resolver los problemas. No hay un solo número realmente positivo desde enero hasta acá y los que nos interesa esto sabemos cual es el real pensamiento de quienes están hoy en el poder. La derecha neoliberal volvió recargada y tiene aspiraciones de seguir avanzando, será el turno de los partidos que defienden los intereses populares frenar este desastre y establecer una alternativa al ajuste de Cambiemos.

Alejo Spinosa
@AleLVP

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